miércoles, 22 de abril de 2015

Las Patentes y la Reivindicación de la Defensa del Campo y los Campesinos de México


Jairo Garzón Montaño
Opinión
El incremento de patentes de los recursos naturales, animales, plantas, productos artesanales e incluso la genética de los seres vivos ha incrementado en las últimas décadas; estos son registrados por particulares y grupos industriales trasnacionales que adquieren derechos exclusivos para su comercialización. Sin duda, esto representa una violación a la vida misma y una pérdida de libertad, ya que en su mayoría se tratan de productos que han sido de consumo ancestral y de uso tradicional,  al suceder esto, se tornan inalcanzables y sumamente controlados, debido a que quienes adquieren su patente demandan y exigen que se les pague un porcentaje por su comercialización y consumo.


Por lo anterior, es lógico que exista un debate en relación a la adquisición de patentes en el mundo, que se agrava por el intento de asignarle un costo y generar ganancias a partir del ser humano. Basta mencionar que la Universidad de Utah y el National Institute of Environmental Health Sciences y Myriads Genetics en 1994 patentó el primer gen humano en E.U.A. al analizar una determinada secuencia de referencia genética que podía indicar predisposiciones al cáncer de mama. Dígase lo que se diga, representó un gran obstáculo, debido a que si otra  empresa o compañía deseaba perfeccionar el medicamento que permitiera la prevención de cáncer de mama relacionada con ésta referencia -Myriads Genetics-, la primera tendría todos los derechos sobre los hallazgos.

En relación a la patente de recursos naturales, destacan dos problemáticas más:  la bioprospección definida como las propiedades de recursos biológicos de conocimientos indígenas que son explotadas de manera comercial y la biopiratería que se define como la apropiación ilegal de microorganismos, plantas ,animales, genética humana, conocimiento cultural entre otros; ambas no reconocen ni benefician la propagación, uso y trato comercial a los propietarios  ni a las comunidades de las zonas de donde son originarios los recursos.

En este sentido, en el año 2000 la oficina de patentes de Estados Unidos otorgó a Larry Procter director ejecutivo de una productora e importadora de semillas, la patente de una variedad de frijol de tonalidad amarilla que luego de cultivar consiguió floras que produjeran semillas de ese color, a ésta variedad la llamó Enola. Procter adquirió el derecho de monopolio, los derechos sobre la planta, su polen y el método para producirla, lo anterior no solamente lo motivó para demandar varias pequeñas compañías importadoras de esa variedad de frijol por infringir su patente, sino también se dirigió a campesinos mexicanos para exigir un porcentaje del pago de sus ganancias por comercializar el frijol; no obstante, en nuestro país el frijol amarillo o mayocoba ya era identificado desde épocas prehispánicas como una de las más de 70 especies, entre las destacan la del frijol negro, blanco, pinto, moteado y bayo.

Si bien pudiera ser válido patentar la obtención de una nueva variedad de especie de semillas mediante técnicas biotecnológicas, me parece perverso que la tendencia en la actualidad sea persuadir a los campesinos a firmar contratos para que no hagan uso de sus propias semillas, adquieran las semillas ya patentadas y manipuladas genéticamente para consecutivamente pagar impuestos por su uso; esto pudiera representar un riesgo debido a que los campesinos gradualmente son sometidos por las corporaciones al perder los derechos sobre sus tierras , y todo por un proceso natural que al final solamente logra la naturaleza , al ser la única que puede hacer que una planta crezca con tan sólo luz y agua.

Hago votos para que muchas de las injusticias que pueden resultar a causa de la patente de la vida, la biopiratería y la bioprospección relacionadas también con el lucro del conocimiento ancestral de los pueblos indígenas vendido a trasnacionales, sea sancionado por un estado que comprende, dimensiona y asume el derecho que tiene  sobre su biodiversidad. Es tiempo de reivindicar la defensa del campo y los campesinos de México, no seamos indiferentes a sus necesidades y conservemos viva la grandeza que nuestra tierra.


Twitter:@jairogarzonm 

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