viernes, 23 de junio de 2017

MEJOR PREFERÍA MENTIR

Desde muy pequeña he tenido la mala costumbre de mentir, se lo hice a mi mamá cuando no copiaba la tarea por flojera diciéndole que no me habían dejado nada. En otras ocasiones tome el dinero que dejaba sobre la mesa y cuando mi mamá me preguntaba si yo lo había tomado le contestaba que no.


Estas actitudes me hacían sentir muy mal, con ganas de llorar y con mucha culpa, hasta que un día me descubrió y me pegó. Desde ese día sentí mucho coraje hacia ella y por eso le contestaba mal porque no me gusto que me dijera mis verdades y menos aún que me corrigiera por mi manera de ser.


De muchacha cuando tuve novio, me daba por esconderme de mis papas. Mis padres tampoco supieron que me quedaba a dormir con él, al grado que en una ocasión que llegó a mi casa se quedó a dormir conmigo sin que nadie lo supiera.


Después conocí a dos hombres pero eran casados y no me importo, acepte salir con ellos sin pensar en las consecuencias que esto pudiera ocasionar. Nunca pensé que en alguna ocasión pudieran vernos sus esposas o que mis padres se enteraran de esas relaciones.


El día que por descuido mío se enteraron que andaba saliendo con los dos, adopte la actitud de víctima y en todo momento se los negué diciendo que todo era una vil mentira. La verdad me sentí muy angustiada y con un miedo atroz.


Cuando salí de mi casa y me vine a vivir a Huajuapan tuve algunos novios, pero realmente no me sentía a gusto con ninguno lo que buscaba era estar con alguien para no sentirme sola.


Al final decidí hacer mi vida al lado de un hombre que era casado a tal grado que él dejó a sus hijos y a su esposa por mí. Lo peor del caso era que no estaba realmente enamorada de él, aun así le prohibí que volviera a ver a sus hijos, sentía muchos celos y cada que el salía me ponía a llorar.


Nos peleábamos y así estuvimos unos años hasta que ya no pude más sentía que no podía respirar, dolor de cabeza, miedos, angustia, ansiedad sentía que me volvía loca, era ponerme a llorar porque pensaba que ya me iba a morir. Me dolía mucho el pecho, fui con curanderos pero no se me quitaron estos síntomas hasta que llegué al “Movimiento Buena Voluntad 24 Hrs. de Neuróticos Anónimos”; y poco a poco estos síntomas se fueron, gracias a que encontré un lugar en donde me puedo recuperar y ahora me siento mejor.



MEJOR PREFERÍA MENTIR

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